Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
Artículos de opiniónPublicaciones

La carnada

     Por Iván González Urán

      Petro ante la fuerza política que están ganando la Fuerzas Armadas por medio de las reservas ya no puede seguir ignorándolas, porque está viendo lo que le corre pierna arriba.

     Por ahora la gran dispersión de las reservas, en pequeñas y muchas asociaciones, es una debilidad que ha estado en su favor. Pero ya hay un núcleo inicial de confederación de esas asociaciones a quien tiene que influenciar para comenzar a ponerlas de su lado.

      Podrá hacer, por ahora, que los activos le hagan reverencias a todo cuanto los quiera someter. Porque tiene la ventaja del muy sólido concepto democrático militar. Pero eso no es lo que funciona en las Reservas.

      Algo podrá lograr aleccionandolas doctrinariamente. Pero el medio más expedito y efectivo es al estilo político. Con dinero prometiendoles que prestará atención a sus necesidades y por eso los incorporará al presupuesto de gastos de la nación. Para sus penciones, salud, vivienda, recreación, etc.

      En segundo término, menos factible pero si importante, en satisfacer sus deseos de no seguir descabezando altos mandos. No reducir su presupuesto. No desarticular a Mindefensa desmenbrando a la policía de las FF AA. No politizando a la policía. Ni crearles una fuerza paramilitar de milicias personales pretoriana para neutralizarlas.
     Ni cambiar su objetivo constitucional. Ni sembrar la semilla de la ideología de clases entre soldados y altos mandos al estilo Lenin.

      Ni amenazarlas con peligrosas amistades a la soberanía nacional con regímenes dictatoriales y diplomáticamente hostiles. Ni suscitar animadversión social de las altas y pudientes clases sociales que puedan acudir a las FF MM para evitar la defensa de sus valiosas propiedades privadas. Ni para que no sigan conteniendo la infiltración del terrorismo comunista. Ni se opongan a su objetivo de legalizar los narcóticos.

       Ni impidan la intención de convertir ni crear sus propios cuerpos de seguridad personal, como lo inició la vicepresidente. Ni crear una fuerza paramilitar con la ya existente y grande industria de la Seguridad Privada. Que de por si ya está muy nerviosa con el recién nombrado e inepto Superintendente De Seguridad Privada, y otras cosas más.

       En ese fin usa las dos cosas, plata y engaño. Y por eso está invitando a las reservas a las tales mesas de los diálogos regionales. Para entretenerlas con una brisa de aparentarles importancia y apasiguen su ímpetu político. Medirles el aceite, poder calcular su fuerza y nivel de amenaza. Y mantenerlas distraídas para que bajen la guardia.

      Así pierdan el interés en crear un partido político que es su real y final peligro. Porque ya comienzan a darse signos de que está tomando fuerza m. Ante el miedo colectivo que está creando con sus muchas malas decisiones tomadas en tan poco tiempo. Un gobierno que ha creado una espesa niebla de incertidumbre colectiva en el campo de la batalla política nacional.

     Y si las reservas caemos en esa trampa ya el país perderá su última y única oportunidad de no pasar el punto de no retorno. Hacia un terreno en donde impera la anarquía. Y de donde solo se puede regresar con el uso de la fuerza. Lo cual es una hecatombe nacional.

       Tenemos la esperanza de que esto lo ven los invitados reservistas, por ser tan políticamente ingenuos, que de seguro pisarán la mina. Por eso esa delegación no debe aceptar la invitación como representantes ni participantes activos de las Reservas a esas mesas. Recordar que comenzamos perdiendo en La Haya y en Cuba por haber admitido dialogar en lo que no es negociable.

      Si mucho, solo como observadores. Y casi ni eso porque para saber lo que discutan no se requiere ni siquiera infiltrar espias.

      De esa forma las reservas tienen que comenzar demostrando fuerza desde el principio como un real partido de oposición. De lo contrario se arriesga mucho a que lo conquisten a punta de nermelada y de cuento. De halagos o de miedo.

      Hay que ser realistas. Las reservas deben saber que el poder del contrincante no está en la fuerza de su beligerancia sino en la ingenuidad, pasividad, inocencia, dispersión, falta de autovaloración y autenticidad, que ha caracterizado a los reservistas.

     Creyendo que en la vida civil se puede actuar con esos mismos conceptos de subordinación y sometimiento militar. Donde se pierde la identidad personal por ser un dogma sólo para cuando se está en la fila. Una evidente castración mental.

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad