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La Regla Fiscal, en peligro de ser revocada

     Por Diego León Caicedo Muñoz

     “El único presupuesto bueno es el presupuesto equilibrado”, Adam Smith.

      La Regla Fiscal nace a la vida jurídica en el 2011, mediante ley 1473, convirtiéndose en el mecanismo que ordena al gobierno central, medir sus gastos estructurales, los cuales no pueden superar el ingreso estructural, en un monto que exceda la meta anual del balance estructural establecido. El artículo 1 de la citada ley establece por objeto, expedir normas que garanticen la sostenibilidad de largo plazo de las finanzas públicas que contribuyan a la estabilidad macroeconómica del país.

    En otras palabras, el mecanismo es una de las medidas de control del endeudamiento de una nación. Es un compromiso que el gobierno de turno debe seguir para mantener un tope en los gastos y la deuda del país, con el fin de fijar metas de ahorro e inversión. A contario sensu los gobiernos progresistas no lo ven así.

     La norma impone al Gobierno Nacional la rendición de un informe anual a las comisiones económicas del congreso, debiendo presentar una evaluación del cumplimiento de la Regla Fiscal del año anterior. Parámetro que no tiene ningún tipo de sanción si se incumple, pero si se cumple el mecanismo, se envía tranquilidad a los mercados financieros y a los inversores, logrando acceder a préstamos con tasas más bajas. La Regla Fiscal debe estar alineada con el Presupuesto General de la Nación y el Plan Nacional de Desarrollo.

     Para hacer más eficiente el instrumento, la norma creó un Comité de la Regla Fiscal, que anualmente fija un porcentaje de déficit fiscal, que debería cumplir el gobierno durante el año. Así mismo, estableció una excepción en caso de eventos extraordinarios que comprometan la estabilidad macroeconómica del país, previo concepto del Consejo Superior de la Política Fiscal. Dicha excepcionalidad, se aplicó en el 2020 y 2021, con la coyuntura generada por la pandemia del  COVID-19.

      Para paliar la problemática del coronavirus, el Gobierno Nacional acudió a préstamos con el fin de apoyar el sector salud, proveer transferencias sociales a los hogares más pobres, y ayudar a las empresas en dificultades. Solución, por un lado, pero endeudamiento y aumento del déficit fiscal, por el otro, es decir, se gastó más de lo que se recibió.

       En un excelente escrito denominado el “Déficit fiscal estructural”, el Dr. Amylkar Acosta hace un análisis de esta problemática, manifestando que, “el gasto público fluctúa en torno al 19%, presentándose un recurrente descalce entre ingresos y gastos de puntos porcentuales del PIB. Que la única manera de balancearlos es incrementando los ingresos corrientes de la Nación, y/o reduciendo el gasto. No obstante, en virtud de la ley de Wagner, el gasto público tiende a crecer inercialmente como porcentaje del PIB en todos los países”.

      Para la vigencia 2022 del presupuesto, la deuda de la nación alcanzó casi el 25% del PIB, por encima del rubro de inversiones. De los $352.1 billones, el servicio de la deuda fue $87.3 billones, 24.8% del PIB, la inversión pública $69.6 billones, 19% del PIB.  Al cierre de 2021 el saldo de la deuda del gobierno nacional central alcanzó $710,71 billones, y de esta $291,84 billones correspondieron a endeudamiento externo (41,1% del total) y $418,87 billones a deuda interna (58,9%).

     Como lo manifiesta el Dr. Amylkar, “Colombia lleva muchos años arrastrando con los déficits gemelos, (déficit fiscal y déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos)”, y de paso, los gobiernos en los últimos 10 años soslayando la Regla Fiscal. Para colmo de males, el actual gobierno pretende abolir este importante mecanismo, para poder cumplir con sus programas asistencialistas, como el pago de 1,2 billones a 100.000 delincuentes, como gestores de paz, los cuales serán los colectivos petristas del futuro. Situación que arrastrará a un fenomenal endeudamiento, con más reformas tributarias de por medio.

      El presidente Petro y algunos de sus áulicos seguidores progresistas no ven con buenos ojos la Regla Fiscal. Han manifestado que es necesario revocarla, por pertenecer a economías neoliberales, tildando de seguidores de esas ideas viejas y equivocadas del déficit fiscal y la deuda pública al ministro Ocampo y a los miembros del Banco de la República, “el famoso enemigo interno”.

     Preocupa sobremanera el barrullo económico que generaría una posible revocación de la regla fiscal. Lo primero que harían, como lo dijo en su momento Petro, es que el Banco de la República se convierta en un prestador de plata del gobierno, afectando la confianza inversionista, que llevaría a una fuga de capitales del país, y a devaluar aún más el peso.

       Según los expertos, préstamos y emisiones indiscriminadas de moneda, pueden conllevar a una situación económica similar a la de Venezuela, en la que la moneda local no tiene valor, y la hiperinflación es la constante.

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