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Las causas de la violencia en Colombia

      Coronel Homero Herrera Leal

       Sesudos asesores de los diferentes estamentos del Estado que medran con salarios abultados, cacaos colmados de diplomas de pregrados, especializaciones, maestrías y doctorados en derecho, DDHH, DIH, políticos, curas, violentólogos, pacifistas, vegetarianos, veganos, progres, izquierdistas, socialistas, comunistas, miembros de la liga LBGTIQ+, sociólogos, antropólogos, siquiatras, etc., que pueblan a Colombia y que descrestan a la opinión pública continuamente con sus profundas disertaciones, no han podido establecer las causas de la violencia en nuestro país, pues luego de estructurar planes, estrategias, negociaciones, amnistía, indultos, pactos con criminales, etc., continúan produciéndose hechos de violencia que contradicen los planteamientos con que los autores de la seguridad humana se apoderaron del gobierno.

      Pero el problema real es que posiblemente no han tocado las puertas que dejan ver las verdaderas causas por ignorancia o simplemente por inconvenientes para los planes de unos y otros.

       Las acciones causadas por los grupos narcoterroristas comunistas como las FARC, ELN, EPL, M19, ADO, PRT, QUINTÍN LAME, AUC, CLAN DEL GOLFO, PRIMERA LÍNEA, organizaciones de narcotráfico, bandas de delincuentes, causan una gran cantidad de víctimas por efectos de sus prácticas consuetudinarias, que  a más de sus víctimas directas, dejan dolientes dentro de los grupos familiares afectados por las pérdidas económicas sufridas y peor aún, por la pérdida de vidas humanas, incluyendo los daños causados por los actos de terrorismo de la organización criminal autodenominada primera línea, con los que fue adobada la campaña presidencial de Petro en los paros, bloqueos y marchas bajo su dirección.

      No es sino recordar la lamentable muerte de dos bebés en bloqueos durante los paros del 2021 por lo que la jefe de prensa de la campaña de Petro, María Antonia Pardo, declaró cínicamente “…de todas maneras la bebé se iba a morir…”, así como la decapitación de un ingeniero en Bogotá por parte de los terroristas de la primera línea, hoy convertidos en guardas de tránsito en Bogotá y asesores del director de la Policía Nacional.

       Otras acciones que causan víctimas en todos los sentidos son los procesos de paz como los de Alfonso López Michelsen con los narcoterroristas del Eln que, sin ser proceso de paz, el entonces presidente ordenó el retiro de las tropas y los protegió para que no fueran exterminados por las tropas gubernamentales, enviándolos a Cuba para su remozamiento en todos los sentidos y su regreso a Colombia a seguir masacrando colombianos.

       Los procesos de paz de Belisario Betancourt con los grupos narcoterroristas FARC, ELN, EPL, M19, ADO, QUINTÍN LAME y carteles de Medellín y Cali, que solamente dejaron más violencia y víctimas dentro de las FFMM, Policía Nacional y sociedad civil, no es sino recordar el salvaje y sangriento asalto al Palacio de Justicia realizado por la alianza Cartel de Medellín y M-19, así como pérdidas económicas significativas para el Estado.

      El proceso no de paz, sino de arrodillamiento del Estado en manos de César Gaviria ante el narcoterrorista Pablo Escobar Gaviria, luego de la incapacidad del jefe del Estado para manejar la seguridad nacional por su cobardía, mediocridad, estupidez e ignorancia en el manejo de un país como Colombia. Colombia continuó sufriendo el embate de los carros bomba, las masacres y el narcotráfico hasta que Estados Unidos en cabeza de la CIA con participación de la policía colombiana, vino a arreglarle el problema a Colombia y obviamente a Gaviria. Pero dejó muchas víctimas que no han sido reparadas.

       Ni hablar de las víctimas del narco gobierno de Ernesto Samper causadas por su ambigüedad de tomar la decisión de cumplir con los compromisos con Estados Unidos, con el Cartel de Cali y las Farc, o con Colombia y sus leyes.

       El negocio entre Santos y las Farc, fue la cereza del pastel. Con el señuelo de lograr la paz total en Colombia, acabar con el narcotráfico y castigar a los culpables, entregó al país a los narcoterroristas de las Farc para que continuaran narcotraficando, asesinando y destruyendo a nuestra Patria.

       Luego de cientos de miles de muertos y mutilados causados por las Farc, de la deforestación de nuestras selvas para sembrarlas con coca, marihuana y amapola, además de la contaminación a nuestras fuentes de agua con los laboratorios para su procesamiento, del despojo y desplazamiento forzado de millones de campesinos, el reclutamiento forzado de menores, los vejámenes sexuales a que fueron sometidos los menores, todo siguió igual y de pronto peor, los muertos, secuestrados, desplazados, despojados reclutados y violados por esa organización criminal se han incrementado sencillamente como causa conexa con el narcotráfico.

      El gobierno de Duque con su ambigüedad como presidente, su ignorancia de los asuntos del Estado, cobardía y apatía, produjeron una gran cantidad de víctimas, si bien ni siquiera parecida a las víctimas del negocio Santos-Farc.

       El gobierno de Petro pinta prometedor en cuanto a alcanzar cifras récord en cultivos ilícitos, narcotráfico dado que lo legalizó formalmente en su encuentro con campesinos narcotraficantes en El Tarra, violencia, ruina, impunidad, con la eliminación de la extradición que queda habilitada solamente para aquellos criminales que no son cercanos a su régimen, pues los cercanos como el hermano de la senadora Teodora, no sale hacia Estados Unidos, ni mucho menos aquellos miembros del Pacto de la Picota, gracias a los buenos oficios de su hermano, Teodora y el hoy Comisionado de Paz, así como las invasiones propiciadas por su ministra de Agricultura y el indio caucano hoy flamante director de la Unidad de Restitución de Tierras dirigidos obviamente por Petro, van a causar un baño de sangre en Colombia, por la simple lógica del principio newtoniano de la acción y reacción.

       Los torcidos o mejor, las jugaditas de nuestros políticos que no son cosa diferente a la corrupción rampante. Está fresco en nuestras mentes, el video en el que el hoy flamante presidente de Colombia recibe una gran cantidad de fajos de billetes en bolsas plásticas, y luego se enojó porque el general Zapateiro lo dijo públicamente.

Quedan entre el tintero, pero no ocultos, los torcidos de muchos políticos hoy en el Congreso y en el actual gobierno, tomando como muestra icónica dos embajadores, uno de ellos llamado a indagatoria por la Corte Suprema de Justicia por presunta corrupción y otro que fue capturado traficando cocaína.

        Por último, las acciones, o mejor, las omisiones de la justicia nacional. Hay una enorme desconfianza, casi del 90% en la justicia colombiana incluyendo a todas sus ramas y las razones están a la vuelta de la esquina para el escrutinio de la opinión pública nacional, con los jueces y magistrados que venden fallos, fiscales capturados en flagrancia como el de la benemérita JEP, etc. Así como los miles de casos de impunidad de sus actuaciones equívocas e incoherentes con la realidad.

        En nuestro país existen tres clases de justicia, la primera para los políticos que cometen delitos comunes y quienes parecieran poseer una capa de teflón, pues a pesar de las pruebas contundentes, ninguna autoridad judicial en ningún nivel los toca.

        El segundo nivel, para los delincuentes con dinero suficiente para comprar o modificar fallos; recordemos a un alto magistrado prófugo por tal delito y a un industrial del negocio automotriz. El tercero, para los ciudadanos comunes y corrientes, a quienes efectivamente les es aplicada la ley con toda su contundencia, sin derecho a casa por cárcel ni a pagar sus penas en los casinos de oficiales de la Fuerza Pública.

      Las víctimas y sus parientes abrigan un hondo resentimiento y quienes tienen los medios, sencillamente toman venganza. ¿Los motivos?, las atrocidades a que fueron sometidos millones de víctimas de las FARC, ELN, EPL, M19, QUINTÍN LAME, ADO, PRT, CARTEL DE CALI, CARTEL DE MEDELLÍN, etc., llámense asesinados, secuestrados desparecidos, reclutados, desplazados, despojados, mutilados, torturados, violados, quienes merced a los acuerdos de diferentes gobernantes con tales grupos, sus crímenes quedaron impunes. Los parientes de las víctimas del narcotráfico y de delincuentes comunes, quienes ven con frustración y dolor profundo que los victimarios de sus familiares quedan libres por cuenta de jueces venales, o muy brutos, o por la consuetudinaria ineficiencia y corrupción que carcome al INPEC.

       Hay un contundente desequilibrio entre algunos sectores de la sociedad quienes deben atenerse a la dureza de las leyes de manera extrema pues carecen de dinero, influencias, amigos políticos y bendiciones de las cortes; o aquellos otros quienes tienen patente de corso para delinquir con cuello blanco en las corporaciones públicas, o en los campos y las calles de nuestras ciudades, peor ahora cuando miles de criminales van a quedar en libertad gracias a la paz total, decretada por el gobierno.

Puede parecer risible, pero es dramática la propuesta del melifluo ministro de Justicia para minimizar los delitos como el robo de celulares. Y que se puede esperar ahora cuando el régimen de Petro incentivó desde su campaña y ahora con la ministra de Agricultura las invasiones de tierras en todo el país.

      ¿Habrá quien cree que los verdaderos poseedores legales de dichas tierras y otros bienes, se van a quedar con los brazos cruzados mientras las bandas de indígenas y campesinos parásitos y cultivadores de coca, amapola y marihuana se adueñan de sus fincas, por el simple hecho de que hace más de quinientos años esas tierras fueron ocupadas por los conquistadores españoles y por el cuento andino de la pacha mama proveniente de Ecuador, Perú y Bolivia, como varias de las bandas indígenas que asolan a los departamentos del Valle, Cauca, Nariño y Putumayo?

      Estas son las verdaderas causas de la violencia en Colombia, quien las ignore o las niegue, está pecando por ignorancia, desconocimiento de nuestro país o por mala fe.

      En Colombia ser bandido paga y las pruebas están por todos lados, pero los ciudadanos normales, o sea aquellos quienes pagan impuestos y cumplen las leyes, en vista de que no se cumplen sus expectativas de obtener verdadera justicia, muchas veces se la toman por mano propia.

        ¿No habían analizado estos factores y sus resultados?, increíble!, todavía hay colombianos ingenuos

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