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Oda Al Viejo Soldado de Divisa Roja

Por Coronel Luis Alexander Vanegas Espinosa

Oficial de   Infantería

Bendito seas tu viejo soldado de divisa roja y tu sacrificio,

Hijo predilecto de la reina eterna, reina de las armas,

Esa tu otra madre la infantería.

Guerrero inmortal, no dejas flaquear tu mente y tu cuerpo;

Ni desfallecer tú alma en silencio.

Forjaste la patria, dejas tú la huella de un mejor mañana

Pisas tu muy fuerte, eres tú la chispa que aviva esa llama,

Eres gratitud para el pueblo que te ama.

Tu recia figura con la mano fuerte siempre dice avanza

A pesar que acechen las fuerzas oscuras

Esas que pretenden la vida cegar.

Bendito estandarte, tu divisa roja

Tú león rampante, marcas la victoria en el horizonte

Tienes un destino sin tregua incesante, servir y luchar

Por lo que más quieres, por lo que tu ama…

Es tu corazón, el más cristalino,

Abnegado y puro de los hombres de armas

¡Bendito tú! viejo soldado de divisa roja.

Espíritu y moral que no desfallecen,

Pues son fortaleza en esa gran gesta que marco la historia.

Es tu menester, ser el más sagaz en toda batalla.

Tienes en tu cuerpo y también en tu alma

Heridas eternas que recuerdan siempre,

Ese compromiso que hiciste a tu patria.

Salpicadas ya están de lodo tus botas,

Por el trajinar entre las montañas y entre cordilleras.

La sangre ya seca, recuerdos sagrados de hermanos caídos.

Y el fúsil humeante enalbara  ecos,

De muchas contiendas, de vivencias fieras, guerras fratricidas, 

Que dieron origen al altar supremo de mi patria amada.

Eres tú la tempestad que arrasa   enemigos.

Trasegar difícil, sendas polvorientas, de estrechas veredas,

De riscos, de cerros, llanuras, valles, ríos y marañas.                                                                      

Enaltezcan siempre la dicha alcanzada, por tu sacrificio soldado inmortal,

Que te abres caminos entre los desiertos, las selvas y hasta en las cañadas.

Y con esa nobleza que a ti te engalana

Sin dudarlo nunca pues listo ya estas

Te encaminas fiero, por las altas cumbres y hasta el más allá.

tu morral a cuestas, solo con tu honor y tu gallardía,

Eres vivo ejemplo, eres fiel retrato,

De ese hijo Sacro que entrego su vida

Que lleno de gloria, este mundo adverso,

Lleno de horror y de tiranía.

Que partió la historia, que bajo al sepulcro

Que nos perdonó y no sucumbió, ante los dolores;

Resplandece el rostro aun con sudor y ya fatigado,

Henchido de ganas por nuevas proezas, tu pecho palpita

Tropas celestiales anunciaban ya, sabían tus   proclamas

Juanambú, Pichincha y hasta Bombona, fueron epopeya

Fueron el preludio que marco la ruta, de la libertad “victoria total”;

Con máximo orgullo por el triunfo eterno, Que dio en Ayacucho

Ese, gran soldado, el gran general de todas las armas

El joven guerrero, que, con grito recio, exclamo sin dudas

“! ¡División de frente, armas a discreción…! paso de vencedores ¡“.

Como león fiero con garras de acero, cóndor de los andes, ángel sin igual.

peleo por su vida, en la adversidad hasta que llego su fin inmortal.

Pueden ser tres golpes, sobre tu cabeza o talvez diez mil,

De un sable asesino, que no arrebataron esos tus anhelos

y esas esperanzas no se apagarán, nunca morirán.

En tu último aliento proclamase en grito “¡Avance Corneta

toque paso de ataque!, ¡muchachos a la bayoneta,

¡Viva la libertad!”, que los enemigos pocos y cobardes son!

Se crearon mitos, todos en tu honor, himnos, odas y hasta una canción.

Esa humilde hazaña fue el genial legado en la eternidad.

Sin más que bravura, arrojo y entrega de gente selecta

Y en nuestra memoria, la proeza eterna por siempre estará

Que griten al mundo y a los cuatro vientos,

Que la recompensa de esta gran hazaña, fue por el honor, fue por la virtud.

                     Pasaran mil siglos y otros mil quizás,

                     Tu mochila al torso, tu fúsil al hombro,

Junto a tu valor para defenderte listos estarán,

Apóstol eterno, el infante puro, de gran corazón.

Que viva por siempre el de la divisa, la divisa roja,

El viejo soldado, el de infantería, ese el gran león

Veterano audaz, mil son tus batallas,

Que viva el soldado, ese, el de ayer, del hoy y hasta el del mañana;

Que una corneta del norte hasta el sur, de oriente a occidente

Resuene por siempre mantenido alerta a esa gran legión,

Los de infantería, los que nunca duermen,

Que con su rugir retumben los suelos

Y haga estremecer hasta el mismo trueno.

Que algún día se entienda, que algún día se diga…

Que tú vida diste y mil veces darías,

Que hace ya dos siglos tus antecesores juraron a Dios

¡Morir por la patria, por tu libertad!

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