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Paz total de Petro es impunidad total para delincuentes y mordaza total para la seguridad nacional

Martes 28 de noviembre de 2023

Editorial N° 8

Colombianos: les habla Luis Alberto Villamarín Pulido

Los constantes saltos al vacío, irresponsabilidades, medidas populistas, desconocimientos intencionales de la institucionalidad y favorabilidades acumuladas a terroristas, narcotraficantes y delincuentes de todas pelambres, por parte de Gustavo Petro, son acciones enmascaradas con la farsa de la paz total.

Paz total, que contrario sensu, apuntan a legitimar el narcotráfico, generar un innecesario e inconveniente conflicto diplomático y comercial con Estados Unidos, y a, auspiciar un caos político interno insuperable, del cual, Petro pretende salir fortalecido para convocar una asamblea constituyente que lo eternice en el poder.

La incertidumbre con visos de caos creciente por evidente deterioro de la seguridad y posicionamiento de la delincuencia, causa hondas preocupaciones en la ciudadanía que desorientada y sin liderazgos claros, acude a lo elementalmente obvio: Votar contra Petro y su taifa, pero también reclamar que no sean los mismos de siempre, pues la traición múltiple en el plebiscito de octubre de 2016, así lo demostró.

O, cada vez que las circunstancias lo permitan, pedir en coro la salida del actual gobernante. El escollo radica en que no basta la salida de Petro del cargo que nunca ha debido ocupar, sino en tener un proyecto de país viable y sostenible, para reorientar el destino de Colombia.

Urge anticiparnos a los hechos. Ajenos a los torvos vaivenes de los falsos estadistas de izquierda y de derecha, tenemos la obligación moral e histórica de construir un político partido serio, que empoderado como institución con visión integral de país, ingrese al escenario democrático nacional, para competir y quedarse gobernando con énfasis en el robustecimiento institucional, los objetivos nacionales, las políticas de Estado, los proyectos a largo plazo, las metas de cada fase y los planes de integración nacional.

Dado el actual escenario de desazón, de desgreño administrativo, de componendas y corruptelas petristas, ámbito que ladinamente pretenden recuperar aquellos que perdieron tales gabelas; el norte es el bienestar común sustentado en desarrollo y seguridad, como obligaciones políticas superiores del Estado, cuya institucionalidad es y será siempre fortalecida por partidos políticos, no por empresas electoreras. Paz total no puede ser impunidad total, ni mordaza total a la seguridad nacional.

La tarea es construir ese partido político que traiga luz al final del oscuro túnel en que estamos inmersos. Manos a la obra.

Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

 

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