Petro desde el balcón: “Si el Congreso no apoya las reformas, las EPS y los fondos de pensiones morirán como un dominó”

    Por Lola Portela

      El presidente Gustavo Petro aseguró que “fue gracias a la lucha, al estallido social”, que él está en el balcón de la Casa de Nariño hablándole al país.

      Y en eso tiene razón, la estrategia, del llamado a la calle, del estallido social que armó, le resultó efectiva, aunque hubo muertos, heridos, destrucción de bienes públicos y privados, además de arruinar económicamente a muchos colombianos, que con dificultad enfrentaban también la pandemia. Sin contar el desempleo que generó.

        “El pueblo no puede dormirse. No basta con haber ganado en las urnas. El cambio social implica una lucha permanente y esa lucha se da con un pueblo movilizado. Al frente de ese pueblo movilizado tiene que estar la juventud, el pueblo trabajador, la clase obrera, a la que pertenece la mayoría de los trabajadores”, enfatizó.

      Y es que, en su discurso del 1 de mayo, Gustavo Petro se centró nuevamente en la invitación a apoyar las reformas, desde la manifestación, en las calles. Cabe anotar que muchos de los invitados a la Plaza de Armas, desde donde les habló, eran miembros de la guardia indígena, que se desplazaron desde el Cauca y otros sectores de Colombia, con los gastos pagos y gracias a los impuestos de todos los colombianos.

      Petro cuestionó y retó a sus invitados de la siguiente forma: “¿no ha llegado la hora de que el pueblo trabajador tome decisiones? Que ya no simplemente el pueblo proteste, como hacíamos en antaño en todas las marchas, sino que se decida de una vez por todas a gobernar”.

      Y desconociendo que el Congreso representa a todos los colombianos, agregó: “Este Gobierno de mayorías necesita de un pueblo movilizado. Se han presentado las reformas que, sabemos, son fundamentales. Y aprobarlas debe ser un objetivo que el Congreso de Colombia, a pesar de las presiones de grupos privilegiados, tiene que hacer, tiene que votarlas, apoyarlas, determinar estas grandes leyes”.

      Y además invitó a bloquear el país y salir incluso a las carreteras: “Tiene que haber un pueblo campesino, un pueblo trabajador que sepa unirse, vencer los miedos, organizarse y salir a la carretera, a la Plaza Pública, a decir que hay un pueblo trabajador, de once millones de personas, que quiere su derecho a vivir en mejores condiciones”.

       Y se refirió también a la reforma agraria así: “El sector de los privilegiados no nos ofrecen voluntariamente la tierra”, dijo, tras recordar que “en tiempos de hambre y de crisis climática, tener una tierra fértil sin producir es un despropósito”. Y agregó: “Ese derecho campesino debe reaparecer, para que sea un actor fundamental. La tierra es para el que la trabaja; la tierra tiene una función social y ambiental. No es para los herederos de los señores feudales, que la defienden matando al humilde y que no cumplen con la función social de ponerla a trabajar para que produzca alimentos”.

      Es un discurso contradictorio porque, como vemos, invita al “desmadre del país” desde la protesta, pero luego habla de sociedad pacífica. Y, defiende los intereses de unos, a pesar de pretender vulnerar los derechos de otros colombianos, la reforma laboral, por ejemplo, generará mayor desempleo, pero no lo explica: “Pedir unos criterios de mayor dignificación del trabajo no es absurdo. Tiene que ver con construir una sociedad más igualitaria, más justa, más pacífica, más productiva y, por lo tanto, arrojará más ganancias al país, como nos demuestran los países más adelantados de la tierra”, enfatizó.

     Y finalizó así: “Creyeron que una vez en el Gobierno, Petro –acorralado- bajaría la bandera de la Gran Transformación, la del Cambio Social, y que viviría acomodado y tranquilo con el hecho de ser el primer Presidente de izquierda de Colombia y que no molestaría más. Que me iría a vivir de la pensión, como uno más… Pero ese no es nuestro destino, esa no es nuestra función en la historia de Colombia ¡Es lograr el triunfo de las reformas!”.

     Surgen muchas dudas en los colombianos y a nivel internacional:
     ¿Acaso el presidente de Colombia pretende generar una revolución, para decretar Estado de Conmoción Interior o dar un Golpe de Estado?
     ¿De qué manera piensa obrar para desaparecer las EPS y los fondos privados de pensiones?
      ¿Deben los colombianos someterse porque se perdió en Colombia el derecho a elegir? ¿Acaso ya Colombia está frente a una dictadura?