Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
Artículos de opinión

Se buscan líderes con vocación de servicio

Por Diego León Caicedo Muñoz

A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”, Madre Teresa de Calcuta.

La satisfacción de necesidades como educación, empleo, salud, entre otras y la erradicación de la corrupción, no han sido resueltas por el Estado y vienen pidiendo vía hace muchos años. Hay una deuda grande de quienes han estado y están al frente de las instituciones. Colombia tiene un sistema presidencial y sobre el ejecutivo recae la administración de la estructura estatal, pero no solo a este le corresponde la solución de los problemas.

En igualdad de responsabilidades se encuentran el Congreso de la República, la Rama Judicial y los Órganos de Control, que cumplen un papel fundamental. No le podemos achacar todos los males a la pandemia, si bien es cierto, esta los exacerbo, también es cierto que el problema viene con saldo acumulado.

Es momento de un consenso nacional en donde participen estudiantes, profesionales, técnicos, políticos alejados de intereses partidistas y particulares, académicos, jóvenes y la sociedad en general, bajo el liderazgo de personas altruistas.

Debemos dejar a un lado la crítica soterrada y empezar a actuar para generar los cambios que requiere el país a mediano y largo plazo.

Contamos con las herramientas constitucionales, el pueblo es el constituyente primario y quien regenta el poder político soberano, requerimos líderes magnánimos apartados de toda corriente ideológica, con proyección de largo plazo, abnegados, con muy buena vocación del servicio y ajenos a todo interés económico.

La pregunta es ¿habrá en Colombia este tipo de líderes? La respuesta es: claro que sí, pero salir de la zona de confort no es nada fácil. Martin Luther King decía: “más que la maldad de los malos, es peor el silencio y la indiferencia de los buenos”.

El silencio profundo también nos hace cómplices de la encrucijada sin salida en que está sumida Colombia.

En la búsqueda de buenos líderes debemos tener cuidado con los falsos profetas que se acercan en la época previa a elecciones con piel de ovejas, pero por dentro lobos rapaces, son los políticos populistas de derecha y de izquierda prometiendo el cielo y la tierra. Los últimos con el consabido y rayado tema de una redistribución de los ingresos y una mejoría del nivel de vida de los estratos más desfavorecidos, pero sin presentar un proyecto de desarrollo que lo haga sostenible a mediano y largo plazo. La característica principal son los discursos emocionales y pasionales por encima de la razón y la argumentación.

Me pareció muy ilustrativo para el caso colombiano el libro de Andy Norman, titulado “inmunidad mental”, compara la propagación de ciertas ideas con una epidemia y propone la existencia de un sistema inmunológico mental, utiliza la frase de Voltaire “Aquellos que te hacen creer en absurdos pueden hacerte cometer barbaridades”.

Una de las habilidades más admirables de la especie humana es la capacidad de impulsar el cambio social. Se destacan los movimientos de los derechos civiles, por los derechos de los homosexuales o la resistencia contra el apartheid y el voto de la mujer.

A lo largo de la historia, los movimientos que han promovido la transformación han sido impulsados ​​por líderes apasionados, como:

La británica Emmeline Pankhurst y la estadunidense Susan B. Anthony, quienes impulsaron el voto de la mujer, Martin Luther King, Nelson Mandela, Desmond Tutu, quienes dirigieron movimientos no violentos contra el apartheid y como olvidar a Mahatma Gandhi ferviente partidario de la resistencia pacífica, convencido que la no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad.

Para no ir tan lejos, Colombia tiene un ejemplo reciente de liderazgo pacífico a través del movimiento estudiantil por la séptima papeleta; un grupo de jóvenes que demostraron que para hacerse escuchar no se necesita gritar, insultar o mucho menos agredir, sino que lo necesario es que haya una comisión y una conciencia de personas que libremente escogen una alternativa constructiva, pacífica y sana. No hubo pedrea ni grafitis ni arrestados ni gases lacrimógenos, pero si un gran cambio para la nación, una nueva constitución.

En un poema escrito el pastor luterano alemán Martin Niemöller:  manifestó: “cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guarde silencio porque yo no era comunista, luego vinieron y se llevaron a los socialdemócratas, tampoco me importo, luego a sindicalistas y judíos y también guarde silencio, cuando vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar”.  

Trata sobre la cobardía de los intelectuales alemanes tras el ascenso de los nazis al poder y la subsiguiente purga de sus objetivos escogidos.

Necesitamos salvar a Colombia de la postración en que se encuentra, las inscripciones están abiertas.

Liderazgo bueno es servicio eficiente

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad