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Sectores radicales de Fecode: epicentro de ideologización de terroristas. Editorial diario El Tiempo en 1978

Por considerarlo de palpitante actualidad y aunque este documento fue publicado hace 46 años por el director del diario El Tiempo Hernando Santos Castillo, recordamos a los colombianos donde ha estado desde hace mas de seis décadas, el foco la descomposición moral e idológica de niños y jovenes, aleccionados por perversos docentes comunistas, para que tuerzan sus destinos y terminen haciendo parte de organizaciones terroristas que solo causan males y daños al país.

“Por la sinuosa vía de la infiltración”

Editorial del diario El Tiempo, el 2 de diciembre de 1978

Hay actos que no por lo modestos que sean sus protagonistas, dejan de tener importancia y es índice de que algo se está perturbando cuando no corrompiendo.

Nos referimos, por ejemplo a la renuncia del cargo de rector de la Universidad Pedagógica, que presenta el señor Augusto Romero Díaz, por considerar que según dice en su carta al ministro de Educación doctor Lloreda Caicedo, que en tal instituto formador de futuros maestros de la niñez y juventud colombianas, “se han concertado actividades de agitación y difusión política de grupos que han convertido a este importante centro dedicado a la formación de docentes, en el foco de lo que el señor presidente ha llamado el proselitismo político del magisterio”.

La denuncia −porque más que renuncia es aquello− agrega que el desarrollo de los programas académicos ha sufrido alteraciones en el curso de los dos últimos meses, en virtud de medidas internas, y protestas de los estudiantes y de algunos profesores contra las disposiciones del gobierno.

Simultáneamente con la referida dimisión, cómo se ha publicado, la Federación Colombiana de Educadores -la conflictiva Fecode-, ha declarado a sus afiliados en estado de alerta dizque para “defender a los derechos adquiridos y para luchar por nuevas aspiraciones”. Aparte se dirá que lo que ocurre en la Pedagógica y lo que dice Fecode son naturales y respetables manifestaciones, puesto que vivimos en una democracia y la libertad de pensamiento está garantizada por nuestra Constitución.

Ello puede ser cierto, pero de manera muy relativa, en cuanto precisamente es necesario defender la vigencia y funcionamiento de nuestras instituciones democráticas, contra las cuales conspiran ciertos adalides de las garantías individuales. Garantías que desaparecerían radicalmente, en el caso de que ciertos agitadores extremistas se apoderaran, −hipótesis nada imposible, de dejar prosperar tal género de agitaciones de extrema izquierda− de los comandos del Estado, como lo vemos en las naciones sojuzgadas por cualquier forma de extremismos, así sean estos de izquierda o de derecha, para ilustrar lo cual sobran melancólicos ejemplos de naciones sometidas al dogmatismo absolutista, prevaleciente, por desgracia, en distintos países, y no de continentes extraños al nuestro, si no existentes en nuestra propia América. En la cual, algunas de sus patrias han perdido todo derecho a pensar y expresar su pensamiento, cuando este no concuerda con el autoritarismo reinante.

Cómo se realiza el proselitismo.

Claro está, que esto de la infiltración comunista no solo en las instituciones de enseñanza primaria y secundaria, sino singularmente en la enseñanza superior, principalmente en las universidades oficiales, comenzando por la Nacional, no es realidad nueva sino envilecimiento de vieja data.

Y no es que estemos haciendo macartismo al formular estas observaciones, o denuncias si es que se quiere darles otro nombre. No. Nuestro criterio liberal haría imposible que incurriéramos en aquel necio extravío; pero sí consideramos necesario, precisamente dentro de tal criterio, hablar de la influencia funesta de los extremismos −cualesquiera que estos sean−, en la educación la cual no puede ser en momento alguno confesional o politizada, en cuanto a juzgamos que ello destruye las propias esencias liberales de la instrucción, cómo infortunadamente ha ocurrido en recientes ocasiones, con violación por las vías de hecho, del principio elementalmente democrático de la cátedra libre.

No queremos recordar hechos concretos, por no revivir reacciones en este instante, singularmente nocivas para nuestro ordenamiento institucional; pero ello es infortunadamente incontrovertible y ha tenido por escenario y centro de agresión las propias aulas veneradas de nuestro principal centro de culturización, caído en manos de una minoría totalmente ganada por la intransigencia e intolerancia del marxismo, en sus rudas expresiones de violencia y procacidad.

De modo que no es a humo de pajas como hablamos a propósito de uno de los fundamentos primordiales, señalados por el rector de la Pedagógica, cuál causa primera de su renuncia del cargo, sino que, además, hemos tenido oportunidad de hablar con angustiados padres de familia que han venido a revelarnos cómo se deforma la mentalidad de sus hijos, aún, −y ello parece inverosímil−, en los cursos referentes al mejor uso de nuestro idioma.

Materia gramatical, que se enseña como ejemplos tan distorsionadores como estos que les dan a los discípulos, en análisis de una frase como la siguiente: “Los Estados Unidos fueron creados y desarrollados con la mira puesta en la inicua explotación imperialista del América Latina”

¿No es clara en las palabras transcritas la alienación del profesor, y no son evidentes sus fines proselitistas?

He ahí la imperativa razón que una vez más nos lleva a tratar de los comprometidos institutores, en el campo fecundo de la educación. Institutores que son los mismos que alzan sus voces de equivocada rebeldía, desde organizaciones como las más como la infiltrada Fecode.

 

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